miércoles, 5 de junio de 2013

Cuento Ganador 2013



CUENTO GANADOR
XLII CONCURSO INTERNACIONAL DE CUENTOS DE GUARDO 2013
LE PERROQUET DE JOSÉPHINE
GINÉS MULERO CAPARROS


Para hoy: inspirar, expirar. Buda.
Prólogo.
Tengo en mi haber lo que dos siglos más tarde se llamaría “Personal trainer”. Yeyette, que es el nombre familiar de mi ama, se ha empeñado en que hable con desparpajo y elocuencia para vacilar con sus visitas furtivas, y ha contratado un lingüista -con acreditación falsificada- que lleva un año entrenándome dos días por semana sin sacar de mí ni un sonoro pío-pío. El primer día ya quería que dijera Liberté, Egalité et Fraternité. ¿De dónde habrán sacado este idiot? Las tres palabras-estandarte de vocabulario, al menos, pertenecen a un curso de avanzados, y seguramente que de las últimas lecciones, las que se dejan para el final por difíciles o capciosas. El sesudo pedagogo fingido de los cojones pone voluntad, no lo niego, me repite con ahínco verbos en infinitivo, latinajos, frases hechas… párrafos de la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, y es de una perseverancia incombustible, pero yo permanezco silencioso e ingrávido, rígido e inamovible, impasible e inalterable, como una auténtica estatua de piedra en su balanceante oráculo de Delfos. Su esfuerzo titánico y recurrente le amerita, si miramos los resultados tan desafortunados, tan vacíos de eficacia. Pero él erre que erre. Con sus guturales cantarinas circunflejas. Con sus labiales salpicando espumarajos de saliva que simulan perdigones de discordia. Yo de vez en vez, bizqueo, no vaya a creer que no estoy vivo, no vaya a pensarse que soy socarrón en la burla o que llanamente soy un moldeado de cera amarrado a la dura jaula, mi Bastilla particular. Si imagino que aún duda como Aristóteles, suelto una pluma descolorida que aterida queda suspendida hasta por fin caer y si me viene en gana, ya sin tanta poética, suelto una cagarruta negra, cuanto más maloliente mejor: deposiciones humeantes de las fuerzas vivas de la naturaleza. Muy muy intuitivo no soy, pero para mí, que a Joséphine le importa un rábano escabechado que aprenda o no la langue nationale, porque tras la clase donde mi tozudo silencio reverdece, le paga al impostor en especias: deja que su lengua melosa juegue a remolinos y cabriolas en sálvese la parte femenina; bueno, qué más nos da, digámoslo sin cortapisas de pudor: en la atardecida sonrosada. No era para tanto, ¿verdad? ... Seguir leyendo en el libro electrónico

5 comentarios:

  1. vaya coñazo de cuento

    ResponderEliminar
  2. Es magnífico!!! Acabo de leer Santuario de Faulkner y esas imágenes poderosas e imaginativas están aquí, sólo que en su lado amable. Mi más sincera enhorabuena!!!

    ResponderEliminar
  3. Esta claro, para gustos se hicieron los colores...

    ResponderEliminar
  4. Esto no es un cuento, tan sólo un relato pretencioso. Como serían los demás...

    ResponderEliminar